Propiedades
El alcohol etílico es un depresor
del sistema nervioso central, es decir, que ralentiza las funciones
vitales. Según la dosis se pueden
experimentar diferentes efectos. A dosis bajas y/o moderadas puede
provocar estados de euforia y de estimulación. Sin embargo, a dosis altas
ralentiza todas las funciones vitales pudiendo inducir incluso el coma. Al
entrar en el organismo, es rápidamente absorbido por el aparato digestivo y
particularmente a través de la mucosa bucal. A los 5 minutos ya puede
encontrarse alcohol en la sangre y su concentración máxima se produce
aproximadamente a los 30 minutos de su ingesta. Una vez en el organismo, el
alcohol recorre prácticamente todos los sistemas corporales, siendo en el
cerebro donde se producen los efectos psicoactivos. El 90% del alcohol ingeridose
elimina a través del hígado,
el 10% restante mediante la respiración, la orina y el sudor.
Posología
Según las diferentes proporciones de alcohol contenidas en los diferentes
tipos de bebida, se acostumbra a tomar entre 10 gramos (caña de
cerveza, vaso de vino o chupito) y 20 gramos (cubata) de alcohol por consumición.
Se estima que puede existir un consumo de riesgo a partir de cierta cantidad en
un mismo día. Para los hombres se considera un consumo de riesgo aquel superior
a 40 gramos
de alcohol puro al día y, para las mujeres, a partir de 24 gramos de alcohol puro
al día. Estas cantidades son orientativas. El consumo de alcohol puede producir
daños en los consumidores dependiendo de multitud de variables: sexo, edad,
peso, estado físico, estado psíquico, tipo de alcohol, situación, etc.
Cuanto más alcohol se halle en el
cuerpo, más rápido aparecen los efectos depresores en el sistema nervioso
central.
Contraindicaciones
En algunos casos, el consumo de alcohol debe evitarse:
o
En niños, mujeres embarazadas y/o
en período de lactancia.
o
Si se padecen enfermedades
hepáticas (del hígado) o del aparato digestivo.
o
Si se ha de conducir vehículos o
manejar maquinaria.
o
Si se padece algún trastorno
psicológico o se está pasando por una mala racha.
Precauciones
Los efectos del alcohol
dependen de varios factores:
o
El sexo. Las mujeres tardan más en
metabolizarlo por lo que estará presente en su organismo durante más tiempo.
o
El peso corporal. A menor peso, mayor efecto.
o
La velocidad con la que se consume. Beber despacio hará
que los niveles de alcoholemia no se disparen reduciendo así la posibilidad de
sufrir consecuencias negativas.
o
Tipo de bebida. No es lo mismo la cantidad de alcohol
de una bebida fermentada que una destilada. Estas últimas suben antes (llevan
más alcohol) y, si te pasas con ellas, las consecuencias negativas serán
mayores que las positivas.
o
Beber con el estómago vacío. El alcohol pasará
antes a la sangre incrementando las probabilidades de que te siente mal. Si vas
a beber, procura hacerlo con el estómago lleno.
o
La tolerancia. Ocurre cuando se bebe de forma
repetida. Esto implica que cada vez que se beba se necesitará más cantidad para
conseguir los mismos efectos que antes se conseguían con menos cantidad.
Procura no exceder la dosis límite para un consumo de riesgo señalada más
arriba.
Efectos secundarios
En determinadas personas, el consumo de alcohol, puede producirles una
serie de reacciones adversas importantes:
o
Intoxicación con pequeñas cantidades de
alcohol.
o
Descontrol (hacer cosas de las que uno luego
puede arrepentirse).
o
Potenciación del estado de ánimo (importante sobre todo
cuando no estamos pasando por una buena racha).
Beber menos y disfrutar más, intercalar
bebidas sin alcohol o espaciar los consumos.
Interacciones
Debido a las interacciones que se producen, hay que tener cuidado al combinarlo con las
siguientes sustancias:
o
Con otros depresores, como los tranquilizantes (Trankimazin
o Rohipnol), o la ketamina puede producir estados profundos de sedación
con pérdida de conciencia e incluso el coma.
o
Con estimulantes tipo MDMA o speed incrementa
la deshidratación corporal y el riesgo de ‘golpe de calor’. Además, hace que se
contrarresten los efectos de ambos, con lo que puede aparecer una tendencia a
un mayor consumo con objeto de experimentar los efectos deseados y, por tanto,
un aumento en los riesgos.
o
Con cocaína genera en el organismo el llamado
coca-etileno, un metabolito de gran poder tóxico.
Intoxicación
Ingiriendo grandes cantidades de alcohol, los efectos depresores se
agudizan apareciendo dificultades para hablar y andar, vértigos, vómitos,
temblores y disminución del nivel de conciencia (que puede llevar al coma y la
muerte por parada cardiorrespiratoria). En el momento en que alguno de estos
síntomas aparezca, se debe parar de beber inmediatamente, tomar algo de
vitamina B (zumos y fruta) y, en
caso de que la persona se encuentre mal, acudir inmediatamente al médico.
No te cortes a la hora de llamar al médico o a una ambulancia. La aparición de
arcadas y/o vómitos es señal que el organismo no tolera ya más cantidad de
alcohol. Por lo tanto vomitar y seguir bebiendo sólo aumenta las posibilidades
de terminar mal la noche. Para reducir esta posibilidad una buena opción puede
ser intercalar bebidas sin alcohol o espaciar los consumos (no hacerlos tan
seguidos). La intoxicación etílica produce al día siguiente la llamada resaca.
Esta se produce por el desgaste producido en el organismo y, por tanto, es
importante reponer lo perdido. Tomar bebidas azucaradas, zumos y frutas, dormir
y descansar pueden ser buenas opciones para que el organismo se recupere
adecuadamente.
Fuente: http://energycontrol.org/
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